Los síntomas de la menopausia son diversos y variables en cada mujer. Uno de los más frecuentes son “los sofocos, que se manifiestan como una repentina sensación de calor y ansiedad, provocando un aumento del flujo sanguíneo de la piel del cuello, cara y tórax, acompañado de sudoración y palpitaciones. En el 20% de las mujeres persisten durante más de cinco años”, explica a CuídatePlus Nicolás Mendoza, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM).
“Su duración suele ser breve, habitualmente unos segundos, aunque en ocasiones pueden durar incluso varios minutos. Su frecuencia a lo largo del día es variable, y es habitual que aparezcan también durante la noche”, apunta Victoria Valdés Devesa, de la Unidad de Menopausia del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Los sofocos nocturnos son similares a los diurnos, pero sus características hacen que cuando se dan durante la noche provoquen alteraciones del sueño. “Habitualmente la aparición del sofoco despierta a la mujer y dificulta que concilie de nuevo el sueño. De hecho, la alteración del sueño debida a los sofocos es una queja frecuente en las mujeres en esta etapa”, dice Valdés. Al respecto, Mendoza añade que “la mayoría de las veces el insomnio obedece a las molestias que ocasionan los sofocos durante la noche, pero también se han descrito cambios bioquímicos en el cerebro y en la estructura del sueño que se han relacionado con la caída de estrógenos durante la menopausia”.
¿Se conoce por qué se producen?
Los sofocos se deben al propio desequilibrio hormonal de la menopausia, etapa que se caracteriza fundamentalmente por una disminución de los niveles de estrógenos y progesterona. La ginecóloga de Quirónsalud Madrid ofrece la siguiente explicación: “La reducción de los estrógenos parece alterar el funcionamiento normal del centro termorregulador del cuerpo, localizado en el hipotálamo. En síntesis, lo que ocurre es que el mal funcionamiento de este centro termorregulador hace que se eleve la temperatura corporal y, a continuación, para intentar disminuirla, se produce una vasodilatación que se manifiesta como aumento de la temperatura en la piel, enrojecimiento y sudoración”.
Un síntoma habitual en la menopausia
Valdés afirma que la mayoría de las mujeres presentan síntomas asociados a la menopausia y los sofocos son de los más habituales, llegando a aparecer hasta en un 80% de ellas. En muchas ocasiones se presentan, incluso, en la llamada perimenopausia, cuando todavía tienen reglas, pero comienzan a presentar ciclos menstruales irregulares. Según su frecuencia y duración se clasifican en leves, moderados o graves.
Respecto a los sofocos, el presidente de la AEEM menciona que diversos trabajos han encontrado que su intensidad y la frecuencia son diferentes según la raza de las mujeres o localización geográfica. Las mujeres del sudeste asiático tienen muchos menos sofocos que las europeas o las americanas, lo que se ha relacionado con la dieta rica en vegetales y soja. También influye el índice de masa corporal (IMC), siendo más comunes los sofocos en las mujeres obesas por la mayor dificultad para dispersar el calor.
Aunque los sofocos son los síntomas que habitualmente asociamos a la menopausia y perimenopausia, es muy frecuente presentar dolores articulares, cefaleas o insomnio. Con frecuencia aparece ansiedad, irritabilidad, labilidad emocional y dificultad de concentración.
A medio plazo, la falta de hormonas provoca sequedad de la piel y las mucosas que se puede manifestar como sequedad vaginal y dolor con las relaciones sexuales, que en muchos casos deriva en disminución o ausencia de deseo sexual. Mendoza suma a la lista otros síntomas tan diversos como aumento de peso, pérdida de cabello y depresión.
Es importante señalar que a partir de la menopausia hay un empeoramiento de la salud ósea y cardiovascular, con aumento del colesterol y pérdida de masa ósea.
Valdés recuerda que un estilo de vida saludable es esencial en esta etapa, ya que nos ayudará a prevenir las consecuencias de la menopausia a largo plazo. “Aun así, no debemos asumir que no hay remedio para los síntomas asociados porque existe una variedad de tratamientos para cada uno de ellos. Cuando nuestra calidad de vida se ve afectada por los síntomas de la menopausia es importante consultar con un ginecólogo especialista que nos ayudará a buscar la mejor terapia en cada caso”.
De hecho, confirma Mendoza, los sofocos impactan considerablemente en la calidad de vida. Más de la mitad de las mujeres con menopausia consideran que los sofocos afectan mucho o bastante a su calidad de vida, convirtiéndose así en uno de los principales motivos de consulta. “Esto sucede especialmente cuando son intensos, frecuentes o de larga duración”, especifica la especialista de Quirónsalud.
Recomendaciones para aliviar los sofocos
Los expertos en menopausia destacan que mantener las estancias bien ventiladas, huir de los cambios bruscos de temperatura o vestirse con varias capas son medidas que pueden ayudar a prevenir o afrontar el sofoco. El alcohol, las comidas muy calientes o picantes deben evitarse, ya que actúan como desencadenantes. No fumar, hacer ejercicio aeróbico de intensidad moderada y acorde con la edad y la dieta mediterránea rica en aceite de oliva son medidas especialmente importantes en esta etapa.
Conservar una vida social e intelectual estimulante resulta útil para prevenir los sofocos y diversas patologías que aparecen en esta etapa, como la enfermedad cardiovascular y la osteoporosis.
Finalmente, las revisiones periódicas y seguir las recomendaciones que el médico prescriba con arreglo a los factores de riesgo que cada mujer presente, ayudarán a mantener una buena calidad de vida tras la menopausia y a lograr un envejecimiento saludable.
Según recuerda Valdés, tratamientos naturales como las isoflavonas de soja o la Cimicifuga racemosa pueden ser de ayuda cuando los síntomas son leves. Sin embargo, “en muchos casos resultan insuficientes y es necesario recurrir a tratamientos hormonales. En contra de la creencia popular, los beneficios de los tratamientos hormonales sustitutivos en mujeres con síntomas de menopausia están demostrados con un alto nivel de evidencia. Mejoran globalmente la salud de las mujeres en esta etapa, reducen significativamente los síntomas y además proporcionan beneficios adicionales en lo referido a la salud ósea, cardiovascular, mejoría de piel y mucosas, etcétera”.
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